Después de más de 30 años volando en globo alrededor del mundo, el equipo de Globus Kon-Tiki seguimos explorando nuevos territorios desde el aire.
El Parque Natural del Delta del Ebro es una zona en la que, ya en nuestros inicios por los años 90, habíamos pensado que sería increíble poder sobrevolar, pero que en ese momento lo descartamos por ver demasiadas dificultades.
Ahora, con más de 30 años de experiencia volando en globo por los parajes más variados del mundo, y con la colaboración y empuje de un emprendedor autóctono y enamorado del Delta, Sergi Guillen de la empresa Fernweh, finalmente nos hemos visto capaces de ofrecer este vuelo tan singular para nuestros pasajeros.
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Delta de l'Ebre |
El Delta del Ebro es una extensión de 320 km2 de sedimento ganado centímetro a centímetro al mar hasta adentrarse más de 20 km de la línea de la costa con su característica forma de flecha que sólo podremos apreciar en su totalidad desde la vista aérea que nos ofrecerá el vuelo en globo aerostático.
El vuelo en globo por el Delta, en coordinación con las autoridades del Parque, ofrece una serie de dificultades que son, a la vez, lo que le dará este atractivo especial y emocionante.
Por un lado el Delta, debido a su morfología natural como un apéndice añadido a la línea de costa, dispone de un microclima en cuanto a viento, temperatura y humedad, que a priori, hace difícil el vuelo en globo. Por otra parte, prácticamente la totalidad de su superficie está ocupada o bien por los arrozales o las lagunas, lo que supone una gran dificultad para encontrar un campo de aterrizaje para el globo que impulsado por el viento, no dispone de ningún sistema de dirección . Y por último, y por el mismo motivo de la dirección del globo y los espacios de aterrizaje, el Delta está rodeado por el mar en tres de los cuatro puntos cardinales. Al norte por la bahía y la Punta del Fangar, al este por la desembocadura y al sur por la bahía de los Alfacs, las Salinas y la Banya.
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Delta de l'Ebre |
Ya desde los preparativos para el inflado del globo, el despegue con la primera luz del día antes de la salida del sol, la propia salida del sol sobre el mar mientras ganamos altura y las vistas del río, los campos inundados, las lagunas, los reflejos de la luz del amanecer, todo ello con la mágica calma de dejarse llevar por el viento dentro de la cesta del globo, hacen de esta, una de las experiencias que hasta ahora no era posible, y que ahora mismo lo es para grupos reducidos y días concretos y que no sabemos hasta cuando podremos disfrutar. El Delta está vivo. Admiramos y protegemos el Delta.