La temperatura durante el vuelo en globo es la misma que en el suelo, hay que ir vestido con la ropa habitual para la época y calzado cerrado preferiblemente deportivo, como si fuerais de excursión.
VERANO: recomendamos una gorra para proteger la cabeza del sol y del calor que desprende el quemador del globo (puede resultar molesto para los que sean más altos de la media habitual) y crema solar.
INVIERNO: la temperatura a primera hora de la mañana en el suelo suele ser cerca de los 0º, en los Pirineos suele ser algún grado negativo hasta 10º bajo cero, en este caso recomendamos llevar una malla térmica bajo los pantalones, calcetines térmicos o dobles, abrigo, gorro, guantes y bufanda.
Es muy importante ser puntual y empezar a primera hora de la mañana porque es cuando el viento está más calmado y la atmósfera está más fría y estable.
La meteorología es muy importante en esta actividad, por ello estaremos en contacto los días previos a la actividad con tal de hacer un seguimiento de la previsión meteorológica.
Si el día anterior al vuelo la previsión es muy mala cancelaremos el vuelo y buscaremos otra fecha. También puede ocurrir que la previsión sea buena y la misma mañana las condiciones no lo sean tanto como para poder volar, en este caso el piloto también puede decidir cancelar el vuelo y quedará aplazado para otro día.
En ningún caso esto supondrá ningún coste de la actividad de vuelo para el cliente.
Legalmente no está contemplado, pero nosotros aconsejamos una edad mínima de 5 años para los niños y no ponemos edad máxima para las personas mayores. Es una actividad muy tranquila y segura.
No, los niños de entre 5 y 10 años tenen descuento en todos los vuelos.
Los globos aerostáticos no tienen control de dirección, es decir, iremos donde nos lleve el viento. Lo que sí podemos controlar es la altura y con eso jugaremos, buscando las corrientes de aire que más nos interesen. La altura máxima la determinaran la zona y los vientos en cada momento.
El primer globo aerostático, creado por los Hermanos Mongolfiere, voló en diciembre del 1782 en Francia llevando como pasajeros un pato y una oveja, que aterrizaron en perfecto estado. Un año más tarde Pilatre de Roziers y Arlandes fueron los primeros en experimentar este tipo de vuelo con éxito, que se celebró al aterrizar con un brindis con Champagne. Desde entonces es mantiene la tradición de celebrar con un brindis los vuelos en globo.